Nueva Zelanda - 2008

En este país las normas de circulación son diferentes de la mayoría del Mundo. Como en Gran Bretaña y otros países de ascendencia británica conducen por la derecha y los vehículos llevan el volante también en el mismo lado.
Estoy acostumbrado a llevar autocaravanas (motorhomes), pero lógicamente se necesita cierto tiempo para adaptarse a manejarlas con cierta soltura y conducir diferente a lo habitual para mí. 
Inicialmente la mayoría de las carreteras eran estrechas, sin arcenes y los diversos puentes que jalonaban el camino eran de un solo carril, debiendo ceder el paso según las señales indicativas. Era el segundo día de estancia en el país, llevaba pocas horas de manejo del vehículo y llovía levemente. Al salir de un pequeño pueblo me tropecé con uno de dichos puentes, me acerque a él y después de pasar un coche intenté coger el centro del asfalto para encararlo bien centrado, calcule mal y la rueda delantera izquierda golpeo fuertemente el bordillo que sobresalía levemente de la valla protectora. Al instante la autocaravana se desestabilizo y tuve que sujetar fuertemente el volante para no perder el control, salí del pequeño puente y me estacione como pude en la cuneta. Baje y pude comprobar el efecto del golpe, la rueda tenía un gran corte lateral y había reventado. No me quedaba otra solución que sustituirla, comprobé donde llevaba la rueda de recambio y el gato. El gato fácil, debajo de mi asiento; la rueda algo más complicado pues estaba situada bajo el vehículo en el centro de las ruedas traseras y a más de un metro de la parte trasera en una posición de difícil acceso. Como he comentado llovía levemente, como había estacionado sobre un terreno de tierra y la única opción era tirarme al suelo, cogí una manta de nuestro equipamiento y me deslice bajo el vehículo para hallar la forma de sacar la rueda. Estaba sujeta con un soporte metálico por el centro y un cable de acero que se desenrollaba mediante una pequeña polea, la cual se accionaba desde uno de los guardabarros traseros con una barra telescópica que venía con el gato. Afloje la rueda rota y levante un poco el vehículo para facilitarme el acceso. Inicie la operación para descender la rueda de su habitáculo y ahí empezaron los problemas. La barra para accionar el mecanismo tenía casi un metro de longitud y un par de rotulas para desplegarla totalmente, introduje la punta en su ranura e intente girarlo, imposible este no cedía por mucha fuerza que yo ejerciese. Ante la dificultad de girarlo desde el exterior volví a deslizarme bajo el vehículo a ver si podía hacerlo de otra manera. Con las herramientas que disponía no, estas eran: el gato, la barra y una llave para las tuercas que no se podía utilizar para aflojar el mecanismo. Como soy previsor siempre que alquilo un vehículo contrato el mejor seguro disponible, así que decidí utilizarlo.
1ª Tenemos cobertura telefónica, si perfecto. 2º Sabemos inglés, no. 3ª ¿Nos entenderemos? probemos, llamo a la empresa de alquiler y la llamada resulta un fracaso, la chica me responde en inglés, yo le contesto en castellano, resultado dialogo de tontos. Nuri y yo llegamos a la conclusión que necesitábamos una persona que viera nuestra situación y se lo hiciera saber a la casa propietaria de la autocaravana para que enviara ayuda. No nos habíamos alejado mucho del último pueblo, así que decidí acercarme a él. Me preparaba para ello cuando vimos acercarse el camión de recogida de residuos. Decidí pedirle ayuda, lo pare le hice ver nuestra situación y le cedí mi teléfono para que hiciera de intermediario. El hombre intentó previamente girar la larga barra del mecanismo y al no poder desenrollarlo llamo. La conversación fue larga, pude entender que su interlocutor no comprendía la dificultad para acceder a la rueda de recambio, pero que enviarían ayuda. Una vez acabada la comunicación mi intermediario me hizo saber que la ayuda estaba en camino y que él debía proseguir su trabajo, le di las gracias y nos despedimos. Al momento recibí un SMS que decía: “Ayudar venidera. Anne from KEA” (Kea es la empresa de alquiler). Más tranquilos y siendo mediodía decidimos comer algo mientras llegaba “ayudar venidera”. No había transcurrido mucho tiempo cuando llego una pequeña camioneta de asistencia en carretera con un joven mecánico. El chaval se puso a la faena, intento inútilmente accionar la larga barra pero desistió, cogió herramientas, se tumbó bajo el vehículo y empezó a forcejear, tras varios viajes a su vehículo para proveerse de herramientas y tras mucho trabajo y maldiciones saco la bendita rueda de recambio. El resto fue sencillo, le ayude a sustituir la averiada y una vez terminado el servicio firme el parte de trabajo, le di una pequeña propina y se fue. Al rato recibí un segundo SMS que decía: “Donde estas partida a la siguiente el Norte o el Sur por favor responda. Anne from KEA”. Comprendí que quería saber mi localización en la isla y el itinerario que seguiría, respondí con un SMS que decía 1º Whangarei, 2º Auckland. Me envió otro SMS: “Cuando de vuelta en Auckland por favor parar en KEA para obtener un nuevo neumático de repuesto. Anne from KEA”, finalice con un OK. 
Lógicamente al pasar por Auckland camino de la Isla Sur recogí un neumático reparado y un juego de cadenas de nieve que me entregaron cuando ya salía por la puerta.
No fue el único incidente que tuvimos, en el hemisferio Sur en agosto es invierno.
Circulábamos por la Isla Sur sobre el mediodía, íbamos subiendo un pequeño puerto de montaña, cuando empezó a nevar, la carretera no era difícil y la nevada débil, así que continuamos ascendiendo a buen ritmo. A medida que la altitud aumentaba la nieve caía con mayor intensidad, dificultando la visión y nuestra velocidad. Llegado el momento y después de patinar levemente decidimos poner las cadenas. Nos estacionamos en el arcén donde ya había otros vehículos haciendo la misma operación, nuestro vehículo iba equipado de ruedas gemelas en el eje trasero, o lo que es lo mismo dos ruedas en cada lado. Al abrir la bolsa de las cadenas descubrí que eran muy sencillas, básicas, no las veía muy aptas para usarlas con ruedas gemelas. Fue una labor muy ardua ponerlas, pero lo logre y una vez colocadas intente continuar la marcha, solo había avanzado 30 o 40 metros cuando un fuerte ruido y la falta de tracción me obligo a detenerme, al bajar y comprobar que pasaba mi sorpresa fue ver que la cadenas se estaban rompiendo y enganchándose entre las ruedas, intente sacarlas pero fue imposible, la nevada era muy intensa y las manos debido al intenso frio se me estaban quedando heladas. Deje caer el vehículo para colocarlo de manera que no interrumpiera la circulación, (hacia arriba era imposible pues patinaba y se desplazaba lateralmente sin control), una vez estacionado en el lado contrario de la calzada me acerque a las personas que como yo no podían continuar el camino, entre ellas había los encargados de despejar la carretera con las máquinas quitanieves. Por gestos y palabras (nuestros conocimientos de inglés son mínimos) les hicimos vez nuestra precaria situación. Las cadenas que nos habían suministrado no eran las adecuadas para la autocaravana, al disponer de doble rueda trasera necesitaba unas de mayor calidad y resistencia.
La nevada se fue intensificando a medida que avanzaba la tarde, los vehículos atrapados en la nieve cada vez eran más y los responsables de despejar la carretera se veían desbordados por la situación. Nos comunicaron que nos ayudarían, pero que la prioridad era despejar la calzada. Sobre los 7 de la tarde apareció otra máquina quitanieves que se dedicó a sacar los vehículos atrapados en los arcenes. Una vez llegado nuestro turno y ante la dificultad que representaba sacar nuestra autocaravana, muy arrinconada junto a una gran pared vertical de piedra se ofrecieron a conducirla momentáneamente ellos, no me opuse, están más capacitados que yo en esas situaciones, mi decisión resulto errónea, la persona que se puso al volante no lo hizo bien y giro excesivamente el volante, lo que provocó que la parte superior trasera del vehículo rozara con la montaña y le hiciera una abolladura, ya fuera del arcén nos remolcaron hasta la cima de la montaña y nos dejaron estacionados en una zona amplia y llana con la promesa que a primera hora de la mañana y una vez despejada la carretera de nieve nos ayudarían a reemprender el camino.
La noche se presentaba con algunas incertidumbres, disponíamos de poco combustible y comida, la imprevista nevada había trastocado nuestros planes de proveernos de provisiones y gasoil en un pequeño pueblo que había montaña abajo.
Decidimos no usar mucho la calefacción ante el riesgo de quedarnos sin combustible y empezamos a ponernos más ropa de abrigo en nuestros cuerpos.
Comida teníamos poca, pero suficiente, lo más escaso era el agua para preparar una buena sopa caliente y café, pero estábamos rodeados de nieve y recordando películas y documentales decidimos fundirla. Fue una laboriosa experiencia, yo la cogía con una cazuela grande, mirando siempre que fuera limpia y Nuri la deshacía en el fuego de la cocina que teníamos.
Necesitamos muchas cazuelas grandes repletas de nieve virgen para conseguir 3 o 4 litros de agua, pero lo logramos y cenamos comentando de las vicisitudes y experiencias que estábamos viviendo.
La noche transcurrió sin novedades, no sé cuándo paro de nevar pero disponíamos de buenos edredones y no pasamos frío.
Amaneció un día espectacular, despejado y con un cielo azul impresionante, pero nuestra situación no era para lanzar cohetes, la nieve cubría nuestro vehículo y al no disponer de cadenas necesitábamos la ayuda prometida el día anterior por los responsables del mantenimiento de la carretera.
Desayunamos y nos relajamos viendo que la carretera ya estaba abierta y los vehículos circulaban con normalidad.
La ayuda llego sobre las 10 de la mañana, una máquina quitanieves nos ayudó a acceder a la calzada limpia de nieve y nos aconsejó que circuláramos a baja velocidad ya que era bajada, había placas de hielo y al no disponer de cadenas podíamos correr riesgo de deslizarnos.
El descenso se nos hizo largo, pero disfrutamos de unos paisajes preciosos, la combinación de montañas, lagos, nieve y cielo azul me permitió sacar unas fotografías muy bonitas, que hoy en día todavía me permiten al verlas recordar esa vivencia.
Esta experiencia nos dejó un sabor agridulce, lo negativo, haber perdido casi un día de vacaciones y la imposibilidad de continuar nuestro itinerario ya que el resto previsto era más complicado, con montañas de mayor dificultad, mucha más nieve y sin cadenas apropiadas para acceder. Lo positivo la gente que nos ayudó desinteresadamente.
Estos incidentes reafirman mi convicción, al viajar hay que tener los imprevistos cubiertos con un buen seguro, más si lo hago alquilando algún vehículo.
A los viajeros como nosotros, no dudéis los problemas son el picante de los viajes de aventura, sin ellos no habría anécdotas que contar a los nietos.

Imágenes

Nueva Zelanda - carretera nevada - autocaravana
Nueva Zelanda - carretera nevada - autocaravana
Nueva Zelanda - carretera nevada - autocaravana
Nueva Zelanda - carretera nevada - autocaravana
Nueva Zelanda - carretera nevada - autocaravana
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Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - carretera nevada
Nueva Zelanda - glaciar Fox
Nueva Zelanda - glaciar Fox
Nueva Zelanda - lago Hawea
Nueva Zelanda - lago Hawea
Nueva Zelanda - lago Matheson
Nueva Zelanda - lago Matheson
Nueva Zelanda - paisaje - arco iris
Nueva Zelanda - paisaje - arco iris