Namibia - Leones - 2011
Parque nacional de Etosha. Hoy es nuestro último día en la zona, vamos a realizar el “último safari de este año”. Estoy satisfecho, por la mañana a primera hora hemos contemplado dos hermosos ejemplares de León y durante mucho tiempo hemos estado solos en su visión.
Durante la comida hablando con Carlos nuestro guía y chófer comentamos la suerte del encuentro matutino dado lo difícil que es ver estos grandes felinos.
La tarde es perfecta, sol y cielo despejado, la comida fenomenal era la última y nos hemos dado un homenaje en el restaurante buffet del camping. Salimos con la ilusión de poder ver felinos nos da lo mismo Leones, Leopardos, Guepardos…sabemos que es difícil hace mucha calor y seguro que están ocultos tumbados en alguna sombra.
No hemos recorrido 500 metros cuando divisamos en el horizonte varios vehículos estacionados en la cuneta, buen síntoma hay algo interesante que ver. Llegamos a la zona y buscamos un hueco, descubrimos un hermoso ejemplar de león tumbado sobre el cuerpo de un Ñu al que le faltan varias partes del cuerpo. El león resopla cansado síntoma de que se ha dado un atracón después de la caza.
Nos quedamos en el lugar la escena merece la pena, alrededor del León y su caza merodean muchos chacales a la espera de su momento.
Conversando con Carlos decidimos quedarnos allí, su experta opinión es que llegaran más Leones atraídos por su olfato a la zona.
La zona es un hervidero de 4x4 y minibuses, llegan miran y se van, poco a poco nos vamos recolocando hasta quedarnos en una posición privilegiada. El sol queda a nuestra espalda y los dos animales están a diez o quince metros frente nosotros.
La predicción de Carlos es acertada, pasada media hora divisamos un León que se acerca lentamente a nuestra posición. Es también un magnifico ejemplar de León adulto, pasa por nuestro lado y se va directamente al lado de su compañero, se hacen unos arrumacos, me imagino que como saludo y sin más dilación se dedica a comer del cuerpo del Ñu.
Impresionante la fuerza del León con sus mandíbulas, agarra el cuerpo sin vida del Ñu con sus dientes y lo voltea con enorme facilidad. En ese momento vemos que el Ñu está abierto en canal y no queda nada en su interior, se ve con claridad el costillar interior y un gran agujero en su parte trasera.
Nuri está filmando, yo voy haciendo fotos sin parar, hemos visto muchos documentales en televisión, pero hoy somos unos espectadores privilegiados. Cuando los veo por la tele siento pena por el animal cazado, comprendo que es ley de vida, pero me conmueve. Ahora lo estoy viendo en directo tengo la escena frente a mí y no tengo los mismos pensamientos, quizás me gana la posibilidad de poder fotografiar tan dramático momento.
Los chacales siguen acechando pero se mantienen alejados, los leones no se alejan de su presa, el segundo León una vez saciada su hambre se aleja un poco y se tumba relajado entre la maleza. El primero sigue junto al cuerpo del Ñu, lo usa como almohada apoyando su cabeza en el costado. La imagen es dura y tierna a la vez, un animal feliz y durmiendo el otro sirviendo de improvisada almohada.
Carlos saca su cámara y fotografía también la escena, es un guía experimentado y sabe que no es fácil vivir estos momentos, toma unas instantáneas con su Smartphone y las envía a su hermana que vive en Madrid “para darle envidia”. Tenemos la vista fija en la escena, hay un par de chacales más osados que se están acercando mucho, los Leones dormitan y parecen estar ajenos. Oímos ruidos y siseos a nuestro alrededor, volvemos la vista y vemos acercarse a una Leona, viene tranquila sus pasos son suaves, seguros, ni nos mira va directa a la escena, el León que está dormitando se levanta y le cede el cuerpo inerte del Ñu, la Leona no intenta levantarlo se tumba junto a él y después de lamerlo come.
Tengo la ventanilla del vehículo bajada, apoyo mi cámara para evitar que las imágenes salgan movidas, de repente la Leona se levanta y se dirige a nuestra posición, mantengo el dedo en el pulsador del elevalunas por si es necesario, sigue acercándose su imagen no me cabe en el teleobjetivo, a través de los lentes veo sus ojos, me está mirando estoy impresionado, no pierdo la serenidad y sigo “disparando con mi Nikon” hasta que su cercanía me impide enfocar bien. Se detiene frente a nosotros y se tumba, no estará a más de tres o cuatro metros, comprendo ahora su idea, el sol se está poniendo, esto hace que nuestro vehículo proyecte una sombra alargada que la Leona aprovecha para descansar.
Las horas han pasado rápidamente, el Sol se está poniendo proyectando una luz que da a los matorrales y Leones un color dorado. El primer León se despereza, parece que vuelve a tener hambre, se acerca a los restos del Ñu y lo voltea sin esfuerzo, se ve perfectamente todo el costillar interior del animal, lo sujeta fuertemente con sus miembros superiores e hinca los dientes en la parte trasera del animal, oigo el ruido que hacen royendo entre los huesos, la boca y cara del León están manchadas por una mezcla de sangre y polvo de color oscuro, termina y vuelve a tumbarse junto a los restos.
Los chacales siguen merodeando prudentemente, saben que llegará su momento. El nuestro se está acabando, las normas del parque nos obligan a regresar, las puertas de la zona de acampada se abren al amanecer y se cierran al ponerse el Sol.
Carlos pone en marcha el 4x4 y regresamos, somos los últimos en abandonar la zona. Estoy deseoso de llegar al camping para poder visionar las imágenes captadas a través de la pantalla de mi portátil, son las últimas de éste año, pero volveremos ha sido una de nuestras mejores vacaciones, nos llevamos un recuerdo imborrable de los días vividos en éste país y de nuestro guía.