Estados Unidos - 1998

Arizona, cerca de Monument Valley.
Circulábamos con nuestra autocaravana por una larga y recta carretera bajo un sol abrasador, el paisaje era monótono, de color ocre, solo había desierto en el horizonte. Íbamos escuchando música country, yo tenía puesta la velocidad de crucero e iba cómodamente recostado en mi asiento cuando en la lejanía vi una pequeña furgoneta estacionada en el arcén y un joven que me hacía señales para que parara, dudamos un instante sobre la idoneidad de parar, no dominamos el inglés y la presencia humana alrededor era nula.
Reduje la velocidad y decidimos parar pues parecía que necesitaban ayuda.
No había terminado de frenar y apartarme del carril de circulación cuando note un golpe seco en la parte posterior de mi vehículo, baje rápidamente a ver lo sucedido, cuando paso por mi lado una típica furgoneta ranchera que freno bruscamente y se quedo medio atravesada en la carretera. Mi mujer y yo nos quedamos sorprendidos así como la pareja de jóvenes de la furgoneta averiada. De la ranchera bajo un hombre con la típica indumentaria vaquera que solemos ver en las películas, se dirigió a la parte posterior de mi auto caravana, la cual debido al susto que nos había dado estaba medio estacionada con la parte trasera sobresaliendo del arcén, recogío un objeto del suelo, pude observar entonces que era un retrovisor, volvió sobre sus pasos, paso por delante nuestro sin decir palabra y subiendo en su ranchera se alejo acelerando a tope.
Comprendí entonces lo sucedido, el vaquero con su ranchera debía venir detrás de nosotros a gran velocidad y no previendo que yo frenara bruscamente para atender las señales de ayuda colisiono su retrovisor con nuestra auto caravana. Nuestro vehículo no tenía ningún desperfecto y siendo el culpable del incidente por no frenar a tiempo o adelantarme sin ningún problema (la carretera era completamente recta, con una visibilidad perfecta y no venía nadie en sentido contrario) decidió que no valía la pena hablar o iniciar algún trámite con los seguros.
Una vez se hubo alejado nos acercamos a la pareja que solicitaba ayuda para ver que necesitaban. El problema era sencillo, se habían quedado sin gasolina. A través de gestos y chapurreando cuatro palabras en inglés decidimos que el joven nos acompañara con unos bidones al pueblo más cercano para llenarlos, mientras su compañera se quedaría vigilando su furgoneta.
Recorrimos más de treinta millas hasta el pueblo más cercano, la conversación fue escasa ya que era difícil entendernos, una vez allí buscamos una estación de servicio para que comprara gasolina. Ya con los bidones llenos el joven esperaba que nosotros volviéramos sobre nuestros pasos hasta su vehículo, como el idioma no era su problema le hice ver que era más sencillo solicitar ayuda a otro conductor que fuera en su dirección. Dándonos las gracias cruzo al otro lado de la gasolinera para solicitar ayuda a los viajeros que estaban repostando.
Mientras continuábamos nuestro camino mi mujer y yo comentábamos porque yo me había atrevido a parar y prestar ayuda a unas personas en un país que desconocía, sin dominar su idioma y en una zona completamente desértica.
Le dije que había sido instintivo, sin pensarlo dos veces, que en otras ocasiones y diferentes países nos habían ayudados personas que tampoco dudaron en prestar sus servicios a unos desconocidos como nosotros.
Un consejo a los viajeros, si utilizáis vehículo propio o alquilado no apuréis el combustible y llevar un buen mapa de la zona donde indique los pueblos y estaciones de servicio.

Imágenes

EEUU - Utah - Monument Valley - autocaravana
EEUU - Utah - Monument Valley - autocaravana
EEUU - Utah - Monument Valley
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