Antártida - deseo cumplido - 2024 - parte II
03-03-2024
El safari Antártico de la tarde empieza bien, no han pasado un par de minutos cuando divisamos varias Focas de Weddell, especie que no conocía, son grandes más que otras especies de Focas que he visto. Están dormitando tranquilas sobre un bloque de hielo, no se inmutan con nuestra presencia, ni los móviles y cámaras que captan el instante, tras un tiempo prudencial para verlas en profundidad nos alejamos a la captura de más fauna. El zodiac-cruise promete, alguien divisa una forma oscura sobre otro bloque de hielo, al acercarnos veo una Foca Leopardo, fabuloso otra especia que solo había visto en algún documental de National Geografic y en un Aquarium de Alaska y no es lo mismo, esta es esplendida, grande, alargada, parece una Anguila gigante, tiene un cuerpo voluminoso, pero estilizado, sin grasa superflua. Puedo hacerle buenas fotos, las aguas están tranquilas y el movimiento de la embarcación mínimo.
El animal no tiene el pudor de los humanos y hace sus necesidades ante nosotros, el color ocre de sus deposiciones contrasta con claridad con el blanco del hielo. Esperamos unos instantes con la esperanza que se mueva, pero está muy tranquila y relajada, solo levanta de ver en cuando la cabeza para controlar nuestra presencia y indolentemente retomar su siesta.
Retomamos la navegación, constantemente veo Pingüinos nadando velozmente, salen y entran continuamente, como otras veces me es imposible enfocar bien y hacer alguna tomo decente, disfruto con sus movimientos y me relajo.
Avistamos una Foca de Weddell y nos acercamos, es muy accesible fotográficamente, el bloque de hielo donde se ubica es pequeño y ella esta casi a ras de agua. Nos acercamos despacio y mantenemos una prudente distancia, pero cerca, cruzamos varias veces la mirada, su aspecto es mucho más tranquilizador que las Focas Leopardo, la fotografío varias veces ante de que se sumerja en el agua y se aleje de nosotros. Los pocos minutos que he podido observarla me ha permitido ver como es el proceso de transformación y muda de la piel.
El paseo marino continua, volvemos a divisar una Foca Leopardo, como la anterior Foca de Weddell, esta flotando en el hielo casi a nivel del agua, vuelvo a sacar buenas fotos y tengo la suerte de cruzar mis ojos con los suyos, nada que ver con las otras especies de Focas o Lobos Marinos, su nombre lo dice todo, Leopardo, es un depredador, su alimentación principal son Pingüinos.
Alguien da un aviso, una Foca Leopardo esta persiguiendo a un Pingüino Chinstrap, localizo visualmente la escena, todo transcurre en un instante, la velocidad y movimiento del cazador y la presa me impide enfocar con nitidez, la Foca no tiene piedad, sujeta fuertemente por el cuello a su presa para asfixiarla, la escena me provoca raras sensaciones, pena y dolor viendo la cara del Pingüino, no veo sufrimiento en sus ojos, parece un peluche en las fauces de su captor.
A la escena han acudido varias zodiacs, la Foca se dedica a voltear a su víctima, se sumerge y desplaza con rapidez, nuestra presencia le incomoda, pero no la asusta, prosigue su ritual de lanzar al aire su presa para sujetarla inmediatamente después, las escenas son más estáticas, lo que me permite captar algunas imágenes, mi pasión por la fotografía me ayuda a seguir apretando el disparador de mi cámara, he captado la muerte violenta de un pacífico animal, es una ley no escrita donde el grande se alimenta del pequeño.
La Foca Leopardo desaparece con su presa tras unos pequeños bloques de hielo, busca soledad y intimidad para seguir alimentándose, los guías deciden que es el momento de abandonar la escena, el nuestro toma rumbo a la costa donde se divisa una base científica, cuando estamos cerca veo que está abandonada, es la Base Primavera.
La base Antártica Primavera o base Primavera es una estación científica de la República Argentina en la Antártida, dentro del sector reclamado por Argentina con el nombre de Antártida Argentina y bajo la responsabilidad del Comando Antártico del Ejército Argentino.
Está ubicada en la entrada sudoeste de la caleta Cierva en un promontorio rocoso que se levanta en la costa oeste de la Tierra de San Martín, en el acceso norte del estrecho de Gerlache sobre la costa Danco, en el cabo Primavera.
Se llamó base de Ejército Primavera hasta que en la década de 1990 su nombre fue modificado al actual.
Historia
El 23 de enero de 1954 personal de la Armada Argentina inauguró el Refugio Naval Capitán Cobbett en un promontorio rocoso del cabo Primavera, por muchos años este refugio fue utilizado por expediciones de exploración argentinas en el área.
Buscando fortalecer la presencia argentina en la Antártida y expandir los estudios de la costa oeste de la península Antártica, un grupo de tareas del Ejército Argentino se estableció en el cabo Primavera.
El teniente coronel Ignacio Carro y 8 hombres expandieron el refugio y construyeron las instalaciones necesarias para soportar a científicos del Instituto Antártico Argentino, las instalaciones fueron inauguradas el 3 de marzo de 1977 e incluían dos pequeñas casas, un baño básico y un depósito. Una cámara frigorífica, dos refugios, una usina y una estación de radio fueron agregadas posteriormente.
Como una misión secundaria una pequeña expedición realizó detalladas observaciones meteorológicas y glaciológicas. ?
Tras 5 años de ocupación permanente, la base fue desactivada el 31 de diciembre de 1981 por resolución del Comité Científico Internacional (SCAR) ya que está ubicada dentro del Sitio de Especial Interés Científico (SEIC). Desde entonces, la base es reactivada cada verano Antártico para su mantenimiento y realización de diferentes programas científicos a cargo del Instituto Antártico Argentino.
Está dotada normalmente con un personal que consta de 6 científicos argentinos, 4 extranjeros y 8 de la dotación de Ejército. En cuanto a infraestructura cuenta con enfermería, usina, parque automotor, laboratorio, varios depósitos, carpintería, comedor, y una casa principal. La base cuenta con un helipuerto de usos en temporada de verano
La zona en la que se halla ubicada es abrupta, formada por un gran macizo granítico que en los lugares libres de hielo exhibe capas de líquenes, musgos y algunas pequeñas gramíneas (el 80% de todo lo que se conoce en el continente Antártico). La zona cuenta con un 90% de las especies animales antárticas.
Actualmente los únicos moradores son Pingüinos desperdigados por las rocas, en las rocas de la orilla se encuentran un par de zodiacs, sus ocupantes están entretenidos observando, filmando y fotografiando a los Pingüinos entrando y saliendo del agua.
Nos acercamos buscando una ubicación que no impida el paso y libre acceso de los animales al agua, no hay ningún sendero marcado, pero ellos conocen la zona, si no la ven libre se desorientan.
El piloto de nuestra embarcación maniobra hábilmente entre varias piedras, lo que me permite tener una visión privilegiada de las maniobras de entrada y salida de los animales en las frías aguas Antárticas en busca de alimento.
La observación me permite ver que la forma de hacerlo es muy variopinta, igual saltan de pie como se zambullen espectacularmente, logro buenas fotografías, la revisión posterior de ellas me revela la precisión y perfección de sus movimientos.
Los zodiac-cruise son muy completos y de larga duración, pero tienen su fin, la tarde ha sido muy pródiga en buenos momentos, alguno agridulce, pero globalmente fantástica, de regreso al barco disfruto contemplando la belleza de los bloques de hielo que me rodean, han sido moldeados por las olas y el aire.
Ya en el salón del barco liberado del salvavidas, botas, anorak, etc. con ropa más cómoda, delante de una sabrosa taza de chocolate caliente y un delicioso trozo de bizcocho casero, platico con mis compañeros de las experiencias vividas en el día de hoy, mañana inolvidable con las Ballenas y tarde fantástica con las Focas de Weddell, Leopardo y los Pingüinos.
La navegación por el canal de Lemaire es inolvidable, a la derecha el continente Antártico con sus interminables paredes de hielo, a la izquierda islas a punto de “hundirse” por la gran cantidad de nieve que acumulan y por el centro iceberg que el capitán sortea con gran habilidad.
La cena transcurre distendida, hay muy buen ambiente, la climatología nos está respetado dándonos días de Sol, fauna y aguas tranquilas, lo que nos ha permitido disfrutar al máximo del paisaje.
Hoy es el último día que navegamos viendo el continente Antártico, durante la navegación nocturna nos alejaremos de él para llegar a primera hora de la mañana a la isla de La Decepción, perteneciente al archipiélago de las islas Shetland del Sur, en castellano islas de La Buena Nueva.
La isla es volcánica y uno de los tres volcanes de la región Antártica (junto al monte Erebus y la isla Buckle) donde se han observado erupciones. La última de ellas ocurrió entre 1967 y 1970, ?aunque recientemente se han producido episodios en 1992, 1999 y 2014-2015. ?
El nombre en español “Decepción” es un calco de su nombre en inglés Deception, que tiene la acepción de “engaño”. Este calificativo fue dado por Nathaniel Palmer en su primera visita, por su engañosa apariencia de isla normal, tras descubrir que en verdad se trataba de un anillo de tierra en torno a una caldera inundada, dentro de ella se encuentran dos bases científicas, la española Gabriel de Castilla desde 1989 y la de Decepción 1948, de nacionalidad Argentina, ambas solo están operativas en verano.
Es uno de los destinos turísticos más importantes de la Antártida, con más 15.000 visitantes al año según los datos de 2018 de IAATO (International Association of Antarctica Tour Operators)
04-03-2024
La megafonía nos despierta a las 7,00, estamos entrando en la isla, algo bonito de ver si no hubiera amanecido un día nuboso, lo que da una visión desangelada y tristona, no gris ya que la tierra que nos rodea es de color ocre oscura, sin vegetación, desértica.
El barco fondea al final de la bahía a la derecha, las bases científicas nos quedan a la izquierda y muy lejanas.
La actividad de hoy esta prevista realizarla en tierra.
El desembarco no presenta ninguna dificultad, ya que hay una ancha playa para hacerlo, cuando lo hago veo que los guías han señalizado dos senderos con palos, el primero es en la playa y muy limitado, varias Focas de Weddell dormitan en la arena y han creado una zona de exclusión para no molestarlas.
El segundo se adentra en la isla y acaba en una loma desde donde es posible divisar una buena extensión de terreno.
De inicio me dirijo a la zona donde están las Focas, son enormes, no se preocupan ante nuestra presencia y nuestro interés por verlas, la escena no da para mucho, las fotografío y decido emprender la ruta señalizada que conduce a la loma del segundo sendero.
La ascensión es durilla, al menos para mí y la mayoría de la gente que ya tiene unos añitos encima, el camino tiene una fuerte pendiente que me obliga a realizar breves paradas, las aprovecho para ver el paisaje que me rodea, es árido, oscuro, duro, no apto para vivir, lo observo atentamente intentando ver la composición de lo que veo, no estoy seguro, pero creo que es una mezcla de tierra y hielo fundiéndose poco a poco, pequeños hilos de agua fluyen por las laderas arenosas.
El sendero finaliza es una zona plana con vistas privilegiadas del contorno interior de la isla.
Al otro lado de la bahía se ven los edificios de las bases científicas y un pequeño barco de investigación varado en el agua, me es imposible ver las características de las construcciones, están muy lejanas y todavía permanece una leve neblina.
Regreso por el mismo camino a la playa, el staff está animando a la gente para que se bañe en las frías aguas antárticas. Es una escena que ya he vivido otras veces. Siempre al finalizar el viaje y si el tiempo lo permite los guías improvisan una zona de baño para que los valientes que lo deseen se mojen, personalmente no lo he hecho en ocasiones anteriores y no lo voy a hacer hoy.
Hay un numeroso grupo que si lo hace, a su salida del agua los están esperando con grandes toallas para que se sequen, me entretengo observando la escena hasta que veo un solitario y despistado Pingüino Gentoo cerca que nos contempla con curiosidad, le hago varias fotos y regreso al barco.
La salida de la caldera es más amena, el cielo se está abriendo y aprovecho para hacer alguna foto del contorno exterior de la isla.
La navegación de retorno continua, mientras comemos el barco llega frente a la isla Robert, también perteneciente a las islas Shetland del Sur.
La isla mide unos 18 km de noroeste a sureste y unos 13 km de noreste a suroeste, se encuentra casi completamente cubierta de hielo permanente y sus costas son acantiladas.
Fue avistada por William Smith en octubre de 1819 sin distinguirla de las otras islas cercanas. Posteriormente la diviso Edward Bransfield en enero-marzo de 1820 y dibujada por Fabian Gottlieb von Bellingshausen el 25 de enero de 1821.
Cartografiada como una isla separada por primera vez por Goddard en 1821 y llamada Roberts Island presumiblemente por Robert Fildes en homenaje a su barco Robert.
Con el tiempo justo para tomar un café me preparo para lo que será mi último zodiac-cruise del viaje, consistirá en un tour náutico alrededor de unos acantilados y un desembarco en una pequeña playa pedregosa.
Los zodiacs se dividen en dos grupos, el primero lleva pasajeros a tierra, mientras el segundo inicia la navegación entre las rocas.
Me toca la segunda opción, el recorrido es muy ameno, hay Pingüinos Chinstrap y Gentoo desperdigados entre las piedras más un solitario Pingüino Macaroni que todo el mundo intenta fotografiar menos yo, para la mayoría es el primero que ven de esta curiosa especie, yo ya disfruté con profundidad de su visión en mi primer intento de ver la Antártida, fue en las Islas Georgias del Sur. También hay muchos Lobos Marinos Antárticos, entran y salen del agua continuamente, disputándose la propiedad de las piedras donde descansan con enfrentamientos, estos no son violentos y normalmente gana el que esta sobre la roca, el perdedor tiene que buscar alguna que no este ocupada. Durante el trayecto tengo la oportunidad de fotografiar y filmar una disputa entre dos Lobos Marinos dentro del agua. La escena es espectacular, la zodiac está muy cerca y a ellos parece no importarles, se sumergen y emergen golpeándose con el pecho y amagos de morderse, no se cansan, son dos ejemplares jóvenes y constitución parecida, abandonamos el área, hay otras embarcaciones que quieren entrar, estamos en una zona con muchas rocas y el paso es estrecho.
El guía enfila el camino a tierra, conforme nos acercamos a la zona de desembarco observo que la playa esta poblada por Pingüinos y Lobos Marinos.
Salir de la zodiac no presenta dificultad, el punto escogido para hacerlo es plano y las botas que llevo me permiten vadear el agua con facilidad.
El panorama es muy bonito, el staff como siempre ha delimitado la zona con palos para impedir que perturbemos la tranquilidad y movimientos de la fauna que hay.
Mis compañeros y yo respetamos las restricciones, los Pingüinos no, hay muchos jóvenes, están en proceso de cambio, perdiendo el espeso pelo que los ha protegido hasta ahora, para dejar al descubierto lo que será su imagen definitiva.
Sustituyo rápidamente el objetivo de mi cámara, tengo muchos pequeños curiosos cerca y necesito uno más apropiado.
No nos podemos sentar o dejar objetos en las piedras, así que me agacho flexionando todo lo que puedo mis rodillas, la posición me permite en lo posible situarme a su altura, intercambio miradas con ellos, que maravilla, fotografío sin problemas, no tengo que decirles nada, posan para mí sin rubor ni caras raras.
Los Pingüinos Gentoo o Papua, conviven sin problemas con los Lobos Marinos Antárticos desperdigados entre las piedras de la orilla, hay muchos, la mayoría dormitando y una pequeña minoría despiertos que se dedican a enfrentarse entre ellos por un espacio en la zona, son escaramuzas donde el más grande siempre se impone.
Me relajo y dejo que el gatillo de mi Nikon se enfríe, observo el entorno que me rodea, mar, piedras, fauna, glaciares forman una preciosa postal, el cielo está azul, lo que mejora enormemente las fotografías que hago, serán las últimas en territorio Antártico, no tengo prisa por abandonar la zona y regreso al barco al final de la tarde. Ya en el barco me despojo de todo el equipo necesario y obligatorio para la navegación en zodiac, es un alivio y la última de este viaje, echare en falta su uso con el tiempo.
En el brifing post último zodiac-cruise nos explican el tiempo y estado de la mar para los dos próximos días, no será complicado, el pasaje de Drake esta tranquilo, abra marejada, siempre las hay, pero se espera moderada.
05 y 06-03-2024
Dos días de navegación monótonos, solo veo agua, paso el tiempo en el salón, utilizo poco el ordenador y casi no escribo nada, las mesitas disponibles no son muy cómodas para hacerlo, y si permanezco mucho tiempo con la cabeza agachada noto leves signos de malestar y mareo, llevo un parche para aliviar los síntomas, pero no quiero pasarlo mal las últimas horas de navegación, las horas transcurren plácidas entre charlas con los compañeros de habla hispana y los brifings de los guías.
Llegamos a la entrada del canal Beagle a media tarde del día 6, no podemos entrar ya que las normas de navegación en su interior obligan a que maneje el barco un piloto experto en su navegación, según comentan desde el staff, tenemos hora con el piloto local la madrugada del día 7.
Última cena en el barco, hay muy buen ambiente y los pasajeros lo celebran bebiendo algo más de alcohol de lo normal, ya en salón las conversaciones son muy animadas, hay satisfacción general por el resultado final del viaje.
Personalmente he tenido suerte, la que me falto en el primer intento de visitar la Antártida. El estado del océano Atlántico, el pasaje de Drake y la navegación por las aguas antárticas ha sido buena, nada que ver con la anterior travesía, donde tuve aguas muy turbulentas y que fueron la causa del trágico accidente que obligó a cancelar la parte más importante del viaje.
He visto paisajes espectaculares solo al alcance de chalados como yo dispuestos a viajar a zonas tan remotas e inaccesibles.
He cruzado mis ojos con Pingüinos, Focas y Lobos Marinos, descubriendo nuevas especies para mí y que solo había visto en documentales y por último algo que me falto en el anterior crucero, conversar en catalán y castellano con pasajeros y personal del barco, mi desconocimiento del inglés me aísla muchas veces de los compañeros de viaje.
07-03-2024
La megafonía suena al as 6,30 am, ya estoy despierto, me levanto y aseo, guardo las últimas pertenencias en la bolsa y la cierro, tenemos que sacar el equipaje al pasillo a las 7,00 am., luego desayunar, todo funciona a la perfección, como un reloj sincronizado.
Abandono el barco sobre las 8,00 am, ya en el muelle controlo mi equipaje, lo cargan en un camión que lo trasladara al punto inicial del viaje, tendré tiempo hasta las 2,00 pm para retirarlo.
Últimos abrazos y despedidas, me junto con Carmelo y la pareja maña para tomar el “penúltimo café” en Ushuaia.
La conversación discurre amena y nos contamos los futuros viajes que tenemos en mente, el tiempo nos pasa rápido, ellos tienen proyectos pendientes para las próximas horas, yo no, mi vuelo sale a las 20,30 h. nos despedimos allí mismo.
El día es bueno, luce el Sol, trazo mentalmente como pasar las horas restantes en Ushuaia, la ciudad no ofrece mucho, restaurantes y tiendas se mezclan con pequeños hoteles en las calles rectilíneas sin mucho atractivo.
Lo primero recoger y trasladar mi equipaje, necesito algún sitio donde depositarlo hasta mi partida a las 18 para el aeropuerto, en el muelle me lo guardan hasta las 14 h. el resto del tiempo tengo que espabilarme.
Los depositarios temporales de mi equipaje me facilitan una dirección donde por un módico precio custodiaran mis bolsas hasta mi partida. La distancia sobre el mapa es relativamente corta, pedir un taxi me parece una tontería, grave error, si el recorrido es corto, pero duro, las calles horizontales son planas, no así las verticales, tirar de la bolsa con ruedas y la mochila a la espalda me cansa mucho, pero lo logro, liberado ya de carga paso el rato visitando las tiendas de souvenirs, todas ofrecen lo mismo, yo ya tengo los míos adquiridos el día de inicio del crucero, no veo nada nuevo o atractivo.
Tengo decidido hacer mi última comida en el restaurante Tía Elvira, ya que preparan muy bien la Centolla,
uno de los platos más célebres de la Tierra del Fin del Mundo
Es un crustáceo conocido por su carne tierna y delicada, se encuentra principalmente en las aguas frías del extremo sur del mundo, oportunamente en las aguas del Canal Beagle. La carne tiene un sabor suave, con una textura blanda y sedosa, el plato se presenta de muchas maneras, a la parrilla, horno o sopa, pero los expertos la recomiendan cocinada al vapor o hervida en agua de mar, esta fina cocción permite que la carne conserve su sabor y textura. Personalmente así es como más me gusta y como pienso pedirla, mi penúltima comida en Ushuaia coincidió en sábado, vine a este restaurante, pero los fines de semana no abre.
Deguste la Centolla en otro restaurante, estaba cocinada con patatas y muy condimentada, bien pero no se puede comparar a la cocinada al vapor.
Mi despedida de la ciudad tiene que ser inolvidable y el popular plato me trae recuerdos difíciles de explicar.
El menú cumple mis expectativas, lo termino con un buen café y unas fotos de recuerdo.
La tarde se presenta monótona, paseo por el puerto y hago alguna fotografía, me sirven para despedirme por tercera vez de Tierra de Fuego y la ciudad del Fin del Mundo.
Sobre las 18 h. voy a retirar mi equipaje y contrato un taxi que me lleva al aeropuerto.
En el restaurante he podido conectarme por wifi y tener acceso a mi correo, tengo uno de Aerolíneas Argentinas que me tiene intrigado.
Mi destino inicial desde Ushuaia es Buenos Aires, al aeroparque internacional Jorge Newbery, del cual tengo que desplazarme al aeropuerto internacional de Ezeiza, a unos 50 km. de distancia.
El correo en cuestión indica que el vuelo ha sido modificado y termina en Ezeiza directamente. No he podido hacer el chek-in por internet, así que todo se aclarara en ventanilla.
El desplazamiento al aeropuerto es rápido, ya que esta muy cercano, la sala de facturación esta casi vacía, me dirijo al mostrador y les muestro mi documentación, tras un par de minutos miro la cara del funcionario que esta trabajando en su ordenador, veo que hay problemas, llama a un compañero de mayor graduación, entre ambos veo que no dan con la solución. Imagino lo que pasa, Aerolíneas Argentinas en los meses previos al viaje me ha modificado varias veces los horarios y en los últimos billetes emitidos no aparece el vuelo Ushuaia-Buenos Aires, les sale mi reserva, pero no pueden emitir las tarjetas de embarque, hablan conmigo y me derivan a otra ventanilla dedicada a resolver incidencias. Dicha ventanilla esta atendiendo a una joven también con problemas.
La espera se alarga y el ritmo del funcionario no se anima, suerte que tras 30 minutos de plantón me llaman de la ventanilla de facturación normal y me comunican que ya han solucionado la incidencia.
Me dan las tarjetas de embarque y me confirman el cambio de aeropuerto, logro que facturen el equipaje hasta Barcelona, no lo tienen muy claro, la escala de Buenos Aires es de 13 horas, lo que aconseja retirarlo en Ezeiza para volver a facturar allí. Acepto el riesgo de un posible extravío a tener que estar toda la noche moviéndolo y vigilándolo, el equipo fotográfico e informático nunca lo facturo, así no hay riesgo de deterioro o pérdida.
El vuelo sale con retraso, algo habitual en Argentina, he logrado que me den asiento de ventanilla lo que me permite disfrutar de un precioso atardecer sobrevolando el canal de Beagle y las montañas de la región de Tierra de Fuego.
Llego a Buenos Aires a medianoche, salgo de la sala de llegada y me voy directamente a la zona de embarque, tengo serias dudas de poder entrar, pero hay que intentarlo. Paso el primer control sin problemas, ahora viene el difícil, control de pasaporte y chequeo del equipaje, se me acabo la suerte, el funcionario comprueba mi tarjeta de embarque y se da cuenta del horario de mi vuelo a Madrid, faltan 12 horas, me indica que es imposible acceder, los tornos informáticos de acceso solo admiten billetes con menos de 6 horas.
Tenía la esperanza de entrar ya que tengo acceso gratuito a las salas de espera Vip, donde podría haber cenado y descansar en una buena butaca.
Regreso a la zona de ingreso donde ceno en un restaurante de comida rápida sin prisas, tras saciar mi hambre busco un lugar tranquilo donde pasar la noche. Los amplios pasillos y sillas están repletos de gente como yo intentando dormir y vigilar sus pertenencias. Las 6 horas de espera se me hacen durillas, doy alguna cabezada en una silla, llevo casi 24 horas de pie sin dormir y la tensión de las incidencias empieza a notarse.
Bien yo solo quedan 6 horas para mi próximo vuelo, voy a intentar acceder de nuevo a las salas de embarque, las máquinas aceptan mi billete, perfecto, voy al mostrador de control donde hay un par de azafatas, comprueban la tarjeta y llaman por teléfono, no va a ser fácil pasar, la ventaja de hablar el mismo idioma me permite explicar mi situación.
La llamada telefónica es positiva y logro acceder, queda un último escollo, el control de pasaportes, hay un funcionario joven, le paso la tarjeta de embarque y el pasaporte, comprueba su ordenador y me dice que permanezca allí y se va con mi documentación, la espera dura unos minutos, estoy solo en la enorme sala de control, por fin regresa el joven, me devuelve los papeles y me deja pasar, bien, estoy en la zona de embarque, busco los letreros informativos para localizar las salas Vips, no me resulta difícil, las utilice hace 15 meses y me acuerdo.
La recepcionista revisa mi tarjeta de cliente y no pone ningún impedimento a mi entrada, por fin un lugar cómodo donde comer algo decente y descansar.
El resto del viaje no merece muchas líneas, un vuelo de doce horas en un incómodo y estrecho asiento dando cabezadas y viendo varias películas
Llego a Madrid de madrugada, desplazamiento a través de interminables pasillos hasta la zona de embarque para coger mi tercer avión, destino Barcelona, mi ciudad.
El vuelo es corto, pero se me hace interminable, llevo 48 horas viajando y no se como poner mis huesos en el asiento del avión.
Por fin, Barcelona, al ir a recoger mi equipaje recuerdo las palabras del funcionario del aeropuerto de Ushuaia sobre la posibilidad de extravío. El desplazamiento en la Terminal 1 del aeropuerto barcelonés hasta la sala de retirada de equipajes es muy larga, al entrar busco instintivamente la ventanilla de equipajes extraviados, espero no usarla.
Las dudas duran poco y mi bolsa aparece sin mucha demora, respiro aliviado y la cojo depositándola en el carrito que tengo la mochila que ha viajado conmigo dirigiéndome a la salida.
Último escollo, la Guardia Civil del control de equipajes, nunca me paran a ver hoy… estoy casi al final viendo las puertas de salida cuando un agente me para preguntándome de dónde vengo, le contesto que de Madrid, le voy a indicar el inicio del viaje, pero no me da opción, me pregunta si tengo algo que declarar, contesto que no y me dice que siga.
Ahora si veo el final, tengo todo mi equipaje, los momentos vividos en la memoria, accedo a la zona de taxis sin problemas, subo a uno y me voy a casa.